sábado, 24 de mayo de 2008

ELEMENTO FEED BACK: Esos lugares...



Seguro se han hecho esta pregunta alguna vez.
¿Qué tienen ciertos lugares, parajes, locaciones, esquinas o calles que nos elevan a la sublimación del “estar ahí de nuevo”, de encontrase uno mismo, de regalarle significados sin que necesariamente sean los mismos para quienes a esa hora pasan por ahí, alcances personales que escapan al ser de al lado?
Es una de esas características, según yo, que te transportan a minutos significativos de tu vida. Muchos de ellos quizás –y casi siempre es así- jamás regresarán por el sólo hecho de visitar un lugar en un segundo determinado. Es un todo irremplazable y que estará siempre por sobre las circunstancias que lo marcaron, por sobre las consecuencias de ese signo en sí.
Son especies de santuarios personales que vas atesorando con el paso del tiempo, que indistintamente del minuto en que te hayan marcado la vida podrás visitar sin reparo en meses, años o estaciones venideras y que siempre añorarán lo mismo.


No importa si el tráfico por su alrededor cambia, si su estructura se modifica, si su horizonte se nubla por efecto de la bruma, si el ruido en círculo no es el mismo, si la lluvia no te permite disfrutar de un banco, un asiento o una parte de césped o acera como aquella vez.
Da igual si no estás sumido en las mismas circunstancias, si el pasado reciente dio lugar a una realidad más dura y distante, más cambiante o solitaria incluso, si extrañas o si simplemente te convences que ese día nunca más volverá a dibujarse frente a tu vista.


A veces pienso ilusamente que tiene que ver con fechas, con horas, con remontarse al aquí y al hoy, con un pie en el ayer. Pero rápidamente la percepción va cambiando. Y aunque esa idea original siga mellando en mi interior, el convencimiento que son tales parajes, tales instantes en tu caminar los que siempre se quedan más allá de los rostros, las promesas rotas o las pérdidas que en su inconsistencia atemporal dejan de serlo y sólo te heredan como eterno legado esos lugares, esas reminiscencias marcadas en un mapa citadino que de cuando en vez se asoma en tu hoja de viaje.
Es bueno visitar esos lugares.

Por eso la pregunta del inicio. ¿Acaso ustedes tienen un lugar de encuentro personal, uno para observar el paisaje externo y mirar por que no en el interno también? Esos sitios son mágicos, son indestructibles en el recuerdo más allá de lo que te evoquen.
Por eso, y he aquí una visión muy personal de la pregunta que les hago, siento que los lugares son más importantes o eternos que las personas. Y me explico para que nadie se espante.
Si alguien muere o desaparece de tu entorno no podrás verle. Sólo recordarle. El lugar que te recuerde instantes con uno de esos seres seguirá estando allí. Porque nosotros, nuestros dichos, nuestros actos e incluso nuestras percepciones mueren por nuestra propia existencia.

Y es esa misma existencia la que hace tales puntos cardinales simplemente muten, a la vista, en su estructura o simplemente en su entorno. Pero siguen vigentes, son más vivos que el baúl de los recuerdos, son más irrefutables a la razón, son el suelo necesario para reposicionar tus pasos, para entender y muchas veces para evolucionar.
Ayer visité uno de esos lugares. Las sensaciones con las que me quedo no son para arrojarlas acá.
Sí me nació preguntar y más allá del detalle que no busco en tu respuesta, sólo quiero esta especie de catastro de la inquietud del día.
¿Tienes algún lugar que te genere conexiones tan fuertes que con ello sean en parte “sólo tuyos”, que siempre te detendrás por un minuto siquiera a meditarlos “in situ” por más que sepas que habrá lluvia, truene, se colmen de gente o tengas apenas un par de minutos para abrazarlos como al recuerdo mismo?

Yo tengo algunos. Su significado claramente los hace parte de mi nuevo itinerario.

sábado, 17 de mayo de 2008

ELEMENTO FEED BACK: LA ENTREVISTA DEL ONCE


Ya muchachos.
Cuando no había tiempo, ni PC todo el día, cuando no había inspiración, en la primera parte de la historia recurría a una sección interactiva muy simple de componer. Una que no me habrá dado plata pero sí me regaló buenos y fieles lectores.
Ya que estamos en la segunda patita de este sitio, ya que el momento lo amerita y lo requiere, vamos con el comodín, entonces, que para algo sirven. Hay nuevos contertulios por acá, así que veremos si aprueban o no la sección.

Lo único que usted necesita saber es que acá puede responder lo que se le ocurra. O dejar de lado la pregunta que se le antoje. No está en las reglas complicarse, sino sólo explayarse. Tienen luz verde, señores...
Retomamos por esta vez la nunca bien ponderada Entrevista del Once. A ver qué sale. Por ahora, ya sabe su ley motive.
Juegue...

ORISHAS - ATREVIDO (A lo cubano, 1999): Una buena historia relatada al sazón del ritmo caribeño y reflejando las vivencias candentes de una cultura musical tan alegre como desprejuiciada en "lo que a amores se refiere".

1. ¿Hay alguna situación de la vida cotidiana en que hoy sientas que te faltó por decir algo, que lo harías si tuvieras de nuevo la oportunidad?

2, Cuándo fue la última vez que tentaste al azar.

3.. El apodado: Póngale nombre a Tonka Tomicic.

4. Piensa en alguna situación de ficción –película, libro, serie o la que a ti mismo se te ocurra- que te gustaría vivir.

5. ¿Vacaciones de invierno o vacaciones de verano?

6. Crees que el Transantiago como tema país así como su claro fracaso será fundamental a la hora de las próximas elecciones en el país.

ORISHAS - A LO CUBANO (A lo cubano, 1999): No sólo le da el nombre al disco sino que fue la llave para que el, por entonces cuarteto, saliera de los confines de La Habana y se popularizara con inusitada fuerza en todo el mundo hispanoparlante gracias a su peculiar mezcla de rap con música tradicional de la isla.

7. La Alternativa: Si tuvieras que elegir una opción de defecto –todos los tenemos- en una pareja, cuál de estas te sería “más tolerable”:

- - Que ser ría en la fila, es decir que deambule peligrosamente por la cuerda del coqueteo global todo el rato.

- Que tenga un pasado sexual sórdido.

- Que tenga antecedentes de cambios de ánimo patológicos

- Que sea extremadamente bueno para carretear y “pasarse de copas”.

- Que sea aburrido (a) y extremadamente casero, lo que siempre atenta a la hora de hacer panoramas juntos.

8. Cuál canción es la que nunca sacaste de tu ipod, mp3, radio del celular, etc.

9. ¿Existe alguna película que te identifique en historia de vida, en proyección, que de manera personal te refleja?

10. Nómbrame LA LETRA de una canción que “te mueva el piso” y por qué. - Independiente de que te guste mucho o poco quien lo interprete, que sea o no parte de tus favoritos, que tengas o no el disco, que no te guste el arreglo musical o que incluso ni identifiques a que artista pertenece, etc-

11. La Diferenciada: Hombres: ¿Cuál es el peor panorama de las mujeres que, estando en pareja, ellas creen que es “super entretenido” realizarlo de a dos y que definitivamente es apenas tolerable?
Mujeres: ¿Cuál es el panorama masculino que sólo soportas porque se trata de estar en pareja?


LO QUE ESCUCHO: ORISHAS - MISTICA (A lo cubano, 1999): No podría reconocerme siquiera como un cercano a fanático del ahora trío centroamericano, pero no reconocer que ésta es una enorme canción -en falsa representación de "la buena música"- sería como como para dudar del buen oído de quien lo presuma. O serán estos días que me llevan al desvarío... Si es así, tranquilos. La cordura tarda pero regresa siempre...


martes, 13 de mayo de 2008

ELEMENTO SACRÍLEGO: LOS ONCE MANDAMIENTOS PARA NO CONFUNDIR AL SEÑOR DE LA QUERENCIA CON "EL DE LA GERENCIA".

Si de algo sirve aguantarse el taco vespertino en un colectivo lleno regresando a casa es para enterarse de “qué habla la gente”, lo que si bien es cierto, casi nunca es interesante, por lo menos te otorga un leve y sesgado vox populi.

Hoy, la señora de turno le decía clarito a su acompañante: “Uyyy, verdad que esta noche empiezan a dar esa teleserie, ehhhh, el Señor de LA GERENCIA”… Quién soy yo para decirle “avíspese señora, se llama el Señor de la Querencia”. Es más, para qué perder el tiempo en explicar ambos conceptos.

CANDLEBOX – YOU (Candlebox, 1993): No se extrañen, pero esta canción le cambió la vida a Madonna. No porque sea de sus favoritas sino porque su sello musical, Maverick, dejó de ser una apuesta cuando los rankings acusaron presencia de un sonido post grunge, una suerte de resaca seattleana del movimiento contracultural que se convirtió en mainstream en los primeros años de los ’90.

Mejor, y para que usted no se confunda jamás, he aquí los once mandamientos que hacen criminal comparar al señor de la serie televisiva con esos “señores” de traje rectangular y cabeza cuadrada. Para que usted no caiga en la torpeza de siquiera confundirlos:

1. El Señor de la Querencia no estudió en la universidad pero sabe cómo llevar su imperio. El Señor de la Gerencia se pegó cinco años -o más siendo sinceros- de pre grado, dos de post grado, otro tanto de un MBA y ni siquiera es capaz de controlar a una secretaria chúcara y arribista que lo manipula.

2. El Señor de la Querencia se enreda oficialmente con mujeres de alcurnia y casi siempre se aprovecha sexualmente de las criadas de su hacienda porque “no le importa el qué diran”. El Señor de la Gerencia tiene una mina superficial, “de mentira” que no lo satisface o bien, una “de verdad” que lo pasa gorreando. También se aprovecha de empleadas jóvenes pero generalmente son profesionales en práctica porque vive de presumir.

CANDLEBOX - FAR BEHIND (Candlebox, 1993): Quizás la melodía más recordada del cuarteto -con aquél fraseo desgarrado de Kevin Martin- en el inconsciente colectivo. Una clase para los rockeros glame que a fines de los ’80 estrujaron las baladas hasta casi estropear su esencia.

3. El Señor de la Querencia cabalga, pelea y está en constante actividad física. El Señor de la Gerencia hace ejercicio cuando bosteza y se estira en las reuniones de directorio.

4. El Señor de la Querencia es respetado por todos sus empleados y nadie habla de él por temor a represalias. El Señor de la Gerencia es el pelambre del día entre sus empleados que jamás reparan en si es descuerarlo es riesgoso para la estabilidad en la pega.

5. El Señor de la Querencia es capo, por algo es patrón en una época antigua. El Señor de la Gerencia es un inútil, por algo es jefe en estos tiempos modernos.

6. El Señor de la Querencia no baila en sus reuniones sociales por no generar habladurías. Al Señor de la Gerencia es fácil identificarlo por su fino traje “no ad-hoc” en la discotheque y porque se le ve aleteando en la pista al intentar bailar regaetón con la secretaria nueva, eso hasta que se da cuenta “que anda haciendo el loco”.

7. El Señor de la Querencia defiende su patrimonio de trabajo. El Señor de la Gerencia no mueve un dedo por sus trabajadores.

CANDLEBOX - CHANGE (Candlebox, 1993): No sólo es una de las mejores canciones de la banda. Es también, una de las importantes. De hecho, es la primera que lanzan al mercado, el comienzo de una historia que los mantiene vigentes hoy, aunque con mucho menos fuerza que hace 15 años.

8. El Señor de la Querencia toma todas las decisiones. El Señor de la Gerencia se muere de hambre sin sus asistentes.

9. El Señor de la Querencia ofrece trabajo porque es el dueño de la hacienda. El Señor de la Gerencia acota los puestos de trabajo para conservar el suyo en un sitio que no le pertenece a él sino a los accionistas.

10. El Señor de la Querencia practica entretenimiento para ganarle a todo el resto y mostrar su estatus. El Señor de la Gerencia juega semanalmente tenis con miembros del directorio y se deja perder por paliza para conservar su lugar.

11. El Señor de la Querencia tiene una esposa que es intocable para los peones. El Señor de la Gerencia tiene una esposa que, al menos en el imaginario “conventilleo” colectivo, no dejó ni que el junior se le escapara.

LO QUE ESCUCHO: CANDLEBOX – SOMETIMES (Happy Pills, 1998): Seguro no la conocías… Es uno de los grandes aportes de esta rockera banda sacada del ilustre Seattle, una cuyo nombre homenajea a otras de mis agrupaciones favoritas, la de los australianos Midnight Oil. Cuando se tiene tal nivel de influencia, es muy difícil que el producto resultante suene mal.

sábado, 3 de mayo de 2008

ELEMENTO FICCION: LUZ


Siete horas perdido en el bosque…
Apenas el ocaso del día dictó presencia, él sintió por momentos que ese abismo oscuro y agrio le ganaba la pelea.
No era raro entonces. De alguna forma, siempre creyó que el camino era inconcluso y que la noche llegaba de súbito a recordarle que todos los rumbos anteriores jamás fueron los correctos.
Avanzó sin sentido, movido por algo que ni él mismo entendía, una suerte de señal... un receptáculo de coincidencias en el trazado cerril que hacían más guiados los pasos venideros.

El cansancio en sus piernas y lo empinado del terreno le indicaron que su rumbo era cuesta arriba. No le importó. Prefirió intentar, seguir tanteando a ciegas ese sendero.
Fue antes de alcanzar esa cumbre que supo el por qué de tan vehemente elección. Un brillo incandescente, centellante y pulcro se le cruzó por enfrente. Una luciérnaga de inestimable y gracioso vuelo se posaba frente a sus ojos comenzando a guiar el final de esa elaborada travesía.
Encantado aún por tal fuente inagotable de fulgor en su norte, el caminante decidió atacar la cumbre del monte llegando a una enorme fuente de agua cristalina y torrencial.
Mientras refrescaba su cara y bebía saciando tanta sed acumulada, reparó en que aquella luciérnaga seguía aún muy atenta a sus pasos, acompañándolo casi como jalón predestinado.
Su curiosidad pudo más y de un salto quiso atrapar tal generoso brote de esplendor. Y quizás con ello, pensó, podría atesorar para siempre ese centelleo sempiterno que le aclaraba la marcha.
Tan violento e inocente en su brutalidad fue aquél brinco que la luciérnaga apenas esquivó el intento, asustándose de momento y mostrando una de sus alas heridas por tan insolente abordaje.

Elevó entonces su postura altanera y ajada emprendiendo vuelo hacia un rumbo desconocido, dejando con ello al caminante y su sensación culposa y gastada por tan ingenuo acto de inconciencia egoísta.
¿Qué hacer entonces?
No era difícil, pensó. De alguna manera, aquél encaprichado manantial de luz había hecho su papel, con inusitado decoro y en no más de seis minutos, ese corto y maravilloso rato en que encabezó las andanzas de su compañero de ruta.
Bastó con ese mágico instante para que él comprendiese por fin que no existían las renombradas casualidades, que aquella señal le permitió mirar su propio reflejo en el lago y además, antes de su inútil intento por atraparla, mostrarle lo muy llano o escabroso que venía hacia adelante. Le hizo saber por dónde encaminar su andar antes de marcharse.
Un pasajero agasajo que sirvió de visor y anhelo perpetuo a la vez. De ahora en más, sus pasos, aún en la oscuridad de la noche estarían orientados por ese recuerdo como un mapa inextinguible en su memoria.
Por más que ella nunca volviese a cruzarse en su viaje, que jamás se hiciera ver en el horizonte próximo, el caminante había recuperado la brújula gracias a su estela. Ya sabía, por tanto, cuál de las lejanas rúbricas en su pasado era signo y cuál desvanecimiento.

El camino estaba trazado, la luz al final del túnel tenía interpretación y forma. El destino, como siempre, había hecho su jugarreta fiel al libreto, sólo que ésta vez, la lectura del caminante era la correcta, de la que más aprendió. La que pensaba seguir sin descanso…