miércoles, 18 de febrero de 2009

ELEMENTO FICCIÓN: TRÁMITE MORTAL



- Al suelo, al suelo te dicen mierda...
Tenía un nudo en la garganta y miles de sensaciones encima. Lo primero que pensó fue en controlar sus traicioneros nervios y esperar que pasara ese maldito segundo. Con la cabeza apegada al piso intentaba calmar a una mujer que temblaba despavorida a medio metro suyo y con un encapuchado gritoneándola escopeta en mano.

- ¡Cállate vieja c... o te pego un tunazo!

Él trataba de transmitir fortaleza. Aguantó el aire implorando un final al episodio sin imaginar jamás lo que seguía. Por su afición a las noticias y el cine pensó que quizás uno o dos minutos de insoportables alaridos parecía el trauma común de un asalto usual. Hasta que se escuchó un disparo...
Ya contaba una víctima mientras captó que los miembros de la banda se recriminaron a insultos entre sí.
Apenas pasó el colapso, las sirenas sonaron fuerte. De sopetón empezó la batahola y pudo ver desde su lecho de rehén cómo dos autos policiales se posicionaban frente a la entrada del banco. Se bajaron raudos cinco carabineros con armamento y chalecos blindados. Pensó lo peor y no se equivocó.
Era una tromba. La contradicción entre lo no visible y traumático hermanándose con el peligro sacaba boletos de primera clase. Cómo él los tenía para saberse testigo de su cita más cercana con la muerte; la podía palpar, la respiraba y presentía. Y sólo su instinto estaba invitado a la fiesta.
Un salto voraz en la secuencia que sólo imaginó hasta ese instante macabro llegó con las amenazas de los unifomados y el comienzo de una balacera infernal.

- ¡En el suelo, quédense en el suelo! se distinguía entre los estruendos cruzados. Inclinó su cabeza tratando de levantarse para avisorar refugio y dio con un espejo que le regaló imágenes dantescas. Una cajera que alzó su cabeza sobre un mesón al otro lado de la escena era alcanzada por un tiro y caía abatida en medio de los chillidos ensordecedores de la gente, los vidrios rotos y algunos gemidos de calvario.
Descarga insufrible a pasos de su cuerpo tendido en las baldosas. Un via crucis que se prolongó por dos o tres minutos que no contó. Sólo atinó a tapar sus oídos y arrastrarse hasta un mesón cercano mientras el corazón latía a mil por hora. Poca frecuencia comparada con el millón de secuencias que pasó por su mente, como afrontándose a recibir el final. Personas, afectos, lugares, momentos... todo en medio de ese instante que equlibraba la vida y la muerte.
Lo demás fue casi inconsciente. Instante después un policía armado lo confinaba a desalojar el lugar de manera intespectiva. En ese corredor sigiloso hacia la calle pudo ver nítidamente seis cuerpos desparramados y postrados al designio del plomo fatídico. Cuatro tipos con varios impactos encima, aún con pasamontañas, un guardia con el que minutos antes cruzó mirada y su camisa teñida de rojo, la mujer que yacía en medio de un charco de sangre...
No entró en sí. Lo revisaron paramédicos mientras cientos de curiosos buscaban su mirada en aquel sepulcro urbano acordonado por la ley. Sin hablar con nadie, apenas saboreaba un café que llegó sin saber de dónde y prendió un cigarrillo mirando el pavoroso episodio del que fue actor principal.
Y cuando un fiscal ordenó que lo transportaran a una comisaría, llegaron dos reporteros de televisión exponiendo otra vez su pálida cara con preguntas majaderas y hasta aclaratorias.
- ¿Que hacía usted cuando entró a robar la banda? ¿Mataron al guardia cuando llegó carabineros? ¿La cajera del banco fue acribillada porque trató de huir o sólo fue víctima del fuego cruzado?
Les hizo un ademán y los sacó sin mucha delicadeza del medio. Recién comenzaba a entender y dimensionar lo qué había pasado realmente.
Sólo racionalizaba dos cosas. Una, que estaba vivo.
Sí, vivo para contarlo, para abrazar a los suyos, para empezar de nuevo, para el segundo vistazo.
Y la otra, un detalle...
No había sido el mejor día para escaparse a hacer trámites...



6 comentarios:

La F dijo...

Por eso me carga ir al banco xDDD

Saludos!

Catalina_Araneda dijo...

que buena la música.
Mejor así, sin escritos machistas, ahora agarraron papa todos y hasta en la radio hay programas "de hombres reclamando", jojojo.

Insisto... dijo...

Aquí no cabe la frase:
La sacó barata.
Mas bien este relato policial es un vivir mas de las ciudades y la costumbre de que el peligro está ahí, a la vuelta de comprar el pan, un banco, un salir a pasear etc...
Eso de majadera la pregunta del reportero... ¿es verdad? ¿son así tan punzantes para lograr con el acertijo? (pregunta con trasfondo revisteril )

yaoo...arto tarde mi viaje acá ,se llama flojera blogueril...la debes conocer ;)

saludin!!

Waldo_Pedro_R dijo...

En el que trabajo yo hay una cajera que me encantaría la mataran en un asalto, juajuajua, puta la mina insoportable

RIPNE dijo...

Última vez que escribo un cuento, de ahora en más, puro machismo porque vende, jajajaja

Victoria López dijo...

O.O!!