
Cuántos momentos, lugares, promesas y caretas
Te pedí señales y me regalaste castigos de artificio
Púlpitos de papel que se desmoronaron al primer soplo
Rogé porque aparecieras
Clamé en vano, pregunté qué hice mal
No sé qué más quieres, ni hacia dónde caminar en tu búsqueda
Apenas sé que te imaginé tanto como he creído verte por ahí
Una fé en vano, un rostro que mi mente conoce y mis ojos no dibujan
Un sueño tan simple que sucumbe en el mundo de las complicaciones

Y yo, que parezco soldado de un ejército perdido
Sigo atravesando la avenida de las ilusiones con luz roja
Adivinando caminos para ver si me cruzas por la calle
Atento a ratos, desfallecido en otros
Creyendo aún...
Cuánto más, cuántos minutos más
Cuánta desilusión más para que tu regocijo entienda que es la hora

La del reflejo inequívoco de paz en tus pupilas de clara quietud
Mi regalo, mi mundo irrenunciable, mi enigma y mi motor, mi esperanza, mi respiro, mi muerte diaria...
¿No crees que ya es hora de dignarte a aparecer?